recurso para
el control de riesgos profesionales, cuyo control se
hace
inadecuado por otros medios. No obstante, es necesario tener
plena
información sobre la protección real que ofrecen. Además su
eficacia
depende fundamentalmente de una buena selección y de la
forma correcta
en que sean utilizados. Los equipos de
protección
personal para
que ofrezcan una total confianza, deben estar
homologados o
certificados por una entidad acreditada para emitir
este tipo de
conceptos y deben cumplir normas y controles de
fabricación
que garanticen la protección que ofrecen; equipos que
no suministren
este tipo de información no deben ser adquiridos
porque aparte
de la pérdida económica, nos suministran una falsa
confianza
sobre el control del riesgo (falsa protección)